Crea joven inglés obras de arte con máquina de escribir

Londres, 18 jun (Prensa Latina) Las máquinas de escribir son hoy el centro de atención del joven británico James Cook, quien con su pasión por esos artefactos antiguos crea con letras y símbolos obras de arte convertidas en retratos y paisajes.


Cook, estudiante de arquitectura de 23 años de edad, encontró una manera única de combinar su motivación sacando a la luz ese talento emergente que revoluciona el uso de un añejo dispositivo al cual, no hace mucho tiempo, se le consideraba algo del pasado y tumbado a la sombra de la tecnología informática moderna.


Sus estudios de arquitectura le dieron la habilidad, sobre todo en sus dedos, para utilizar las máquinas de escribir como herramientas de dibujo, transformando letras, números y símbolos en auténticas obras de arte.


De esa forma crea desde retratos de estrellas de Hollywood como Tom Hanks hasta icónicos paisajes londinenses, como la rueda de la fortuna del London Eye y el Parlamento británico.


Empecé hace unos cinco años cuando estaba estudiando arte. Con mi investigación me encontré con un hombre llamado Paul Smith, quien padecía de parálisis cerebral y no podía manipular un lápiz o un pincel. Su historia me inspiró mucho y no he parado desde entonces, contó el artista.


Cook recibió su primera máquina de escribir de una pareja de ancianos que vendía artículos guardados en su ático y ahora aumentó su colección a 20 de estos utensilios, cada uno con características únicas las cuales aportan diferentes texturas y matices a sus creaciones.


Este renacimiento de las máquinas de escribir en manos del joven arquitecto le dio gran impacto a su arte mecanográfico lo cual lo lleva, a su vez, a adquirir ahora un reconocimiento internacional.


La historia de las máquinas de escribir se remonta a la tecnología de finales del siglo XIX. El primer dispositivo semejante a una de esas reliquias fue patentado por Henry Mill en Inglaterra en 1714.


Sin embargo, no fue hasta 1868 cuando Christopher Latham Sholes, junto con Carlos Glidden y Samuel Soule, crearon la primera máquina de escribir comercialmente exitosa.
La Remington No. 1, como fue llamada, salió al mercado en 1873, una máquina que sentó las bases para el diseño y el uso de estos dispositivos durante las próximas décadas.
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